martes, 3 de abril de 2012

Hermandad de la Escalera, Semana Santa en Medina de Rioseco

En primavera, Rioseco es arte para emocionar, es la tradición heredara y la procesión de siempre, son sentimientos a flor de piel….. si vienes lo vives, si lo vives lo entiendes, si lo entiendes...VUELVES!!!


Estamos en Medina de Rioseco, en el corro de STª. María, es viernes santo, y la capilla es un hervidero de gente, una cofradía se reúne entorno a su paso, el más grande entre tanta grandeza, una hermandad de riosecanos unidos,  a una misma tradición y un mismo amor, la escalera. Hermanos,  que muestran con orgullo donde irán esa tarde, niños que intentan elevar el titánico conjunto, ancianos que acarician con nostalgia el palo o la argolla que un día ya lejano les acompaño sacando el paso, su paso, no hay otro tema de conversación, ¿cómo va a salir la escalera?
El paso está en sus  banquillos esperando a lo largo del año a que 20 privilegiados, lo levanten para salir de nuevo por Rioseco después de que el “cadena” se dirija a ellos: “Hermanos del descendimiento, no vais a sacar un paso, vais a sacar un sentimiento, una emoción, la escalera”.
Otro año más se vuelven a recoger las túnicas y las medallas, vuelve a sonar la lagrima… y…… silencio,…………oído a rezar, las rodillas en el suelo y se eleva una oración por los que ya se fueron y ruego para que todo salga bien.
Y en el momento cumbre de la semana santa,  el brazo de Nicodemo no quiere atravesar el dintel, otra vez el esfuerzo, otra vez el llanto, son lágrimas de emoción, lágrimas de tensión,  de recuerdos, de esperanzas, son lágrimas de la escalera, con el último esfuerzo estalla ruidosamente una ovación como reconocimiento unánime a la voluntad de veinte hermanos, el paso se enfila hacia la torre da Santa María, saludando a esa torre que simboliza a todos los riosecanos e inicia la procesión por el callejero Riosecano, para que la estrechez de la calle mayor la envuelva con lo gente tocándola desde los balcones.
El día acaba con la cena de hermandad donde todos los hermanos se despiden hasta otro año, y sus mentes, se pierden en los momentos vividos ese viernes santo, como si de una transición de imágenes se tratara………………... siempre igual……………         siempre, distinto.


Nada mejor para describir la semana santa riosecana, que las palabras escritas por          D. Miguel de Unamuno: 
“Era la misma procesión de antaño, el anciano cree ver la que vio de niño, y el niño, aun sin darse de ello cuenta, espera ver la misma cuando llegue a anciano, si llega………….. y no ha pasado más, ni monarquía, ni dictadura, ni revuelta,  ni república…………………………Pasan los pasos, y los llevan los mozos. “




TEXTOS: Roberto Martín Lorenzo (hermano-cofrade de la Escalera)

martes, 20 de septiembre de 2011

Fiesta del Vitor de Mayorga (Valladolid)

Fiesta del Vitor, Mayorga, Valladolid

Fiesta del Vitor, Mayorga, Valladolid

Fiesta del Vitor, Mayorga, Valladolid

El Vitor de Mayorga.
El día 27 de septiembre de cada año se celebra "El Vítor", recorrido procesional, donde los mayorganos, ataviados con ropas viejas, las cabezas cubiertas y convenientemente protegidos de los humos, queman pellejos de vino en honor de Santo Toribio Alfonso de Mogrobejo, misionero originario del pueblo, que fue subido a los altares por el Papa Inocencio XI en 1679 y canonizado por Benedicto XIII en 1726. La procesión del Vítor es conocida como grandiosa y única en el mundo.

El fuego, el olor a pez quemada, los cánticos y las altas horas a las que finaliza el recorrido del cortejo, hacen del Vítor un acto único y digno de ver. La procesión sale a las diez y media de la noche de la ermita de Santo Toribio, antigua casa de los Mogrobejo, donde nació el Santo, para regresar al mismo lugar, bien entrada la madrugada. A lo largo del recorrido cantan numerosas canciones, siendo especialmente emotivos dos momentos: el primero tiene lugar frente al ayuntamiento donde, además de disfrutar de un maravilloso espectáculo de pirotecnia, los mayorganos viven instantes de emoción cantando, de rodillas, el himno al patrón ante el estandarte.



Fiesta del Vitor, Mayorga, Valladolid

Fiesta del Vitor, Mayorga, Valladolid

Fiesta del Vitor, Mayorga, Valladolid

martes, 22 de febrero de 2011

Escuela de boxeo (Santiago de Cuba)

Santiago de Cuba, mes de julio, paseando por las calles periféricas del centro de la ciudad encuentro al vecindario animando unos combates de boxeo, es una escuela callejera de boxeo. Allí reparten guantes y cascos al que quiera participar, y los combates se suceden durante toda la tarde.
El que fotografío es el de dos niños, pero antes se celebraron varios combates con pújiles de mas edad.
Santiago de Cuba es la cuna de los grandes boxeadores cubanos, varios campeones del mundo empezaron en estas calles, y de aquí saldrán futuros campeones, aunque me cuentan que ha bajado mucho, en los últimos tiempos, esta actividad callejera.









































miércoles, 26 de enero de 2011

El día de San Sebastian en el Acehúche (Caceres)

Es mediodía en el Acehúche, ha empezado la misa de San Sebastian, y las Carantoñas, máscaras muy primitivas, se situan a lo largo de la calle, de dos en dos, a la espera de que pasé la comitiva con el santo.
El niño está asustado en la plaza y le pide al abuelo huir de aquel sitio. La calle por la que van a casa esta invadida de estas monstruosas máscaras, y he aquí la odisea que pasó el niño, los cien metros de odisea que no va a olvidar en su vida.



Secuencia 1


Secuencia 2


Secuencia 3


Secuencia 4


Secuencia 5


Secuencia 6


Secuencia 7

sábado, 16 de octubre de 2010

Cuba


Pensar en Cuba desde la imagen

El corre caminos


Pensar en Cuba en estos tiempos se vuelve un poco difícil. No por las circunstancias que la rodean sino por las miradas que se tejen a su alrededor por todo el mundo. Ya las tipologías se desvanecen. La mulata, el son o la rumba se convierten en referencias añejas. Se continúa caracterizando la isla por su buena música pero sus hombres son más intensos y sus caracteres dicen con mayor claridad de este archipiélago a inicios de siglo.
La mayor de las Antillas se especifica en este 2010 por el calor sofocante, por los temblores que obligan a buscar salidas desesperadas para no morir en casas que de tan ancianas podrían caer, por los huracanes que son tan implacables como los volcanes en los Andes o las intensas lluvias en Asia. Cuba sobrevive a los avatares del tiempo y a las carencias pero sigue.
El son aún mueve su gente sin embargo no hay tiempo para defenderlo de los ritmos extranjerizantes porque la mesa no puede estar vacía. Ya ha habido suficiente con los dolores de los ´90. Se lucha por calzar, vestir y llenar el estómago. Se pelea por creer en fuerzas superiores que a pesar de todo afiancen las esperanzas al día a día. Por ello la religión yoruba se vuelve cada vez más en la creencia oficial y casi en deporte(al decir de muchos).
No obstante de esta urdimbre donde abrevan los conceptos de aculturación, deculturación y transculturación, que tan genialmente definiera Fernando Ortiz el pasado siglo, han nacido los verdaderos ejemplos caracterizadores de nuestra cultura actual: las máscaras sociales. La criolla voluptuosa que en los años de 1900 fascinó a mafiosos, chulos y etnólogos ha dejado de ser un centro, como referíamos anteriormente. Las máscaras de hoy son el niño de mirada dura, la madre llena de hijos, la abuela de casi un siglo que aún lava para la calle mientras mantiene al hijo forzudo y vago. El religioso que gasta para hacerse santo más de lo que ha soñado nunca tener. Por eso se ven tantos vestidos de blanco por ahí sin siquiera entender quienes son Shangó, Oshún, Yemayá, Elegguá, Orula u Olofi. Al cubano le hace falta creer como nadie. Confiar en otros lo ha mantenido en pie por muchos años. Hoy sencillamente se cambian los dioses.
Máscaras hay en las carrozas, en los sambódromos, en los carnavales pero no son las de cartón. Es el borracho, es limosnero, o la mujer semidesnuda que baila para dar riendas sueltas a ese morbo, a esa provocación. Son calientes los latinos, lo son más los cubanos. Durante el carnaval en cada esquina un desafuero de borrachas caderas que hacen enflaquecer al machismo. La isla de hoy está llena de puestos que prácticamente regalan el alcohol. Talmente parece que hubiera que mantener bebidos a los hombres.
Solo quien recorre a fondo la isla se percata de que las cosas no son ni tan bellas ni tan retorcidas. La gente necesita ser escuchada, ser vista. Cuba necesita que se le sienta desde adentro. Cuba necesita que no se le encuentren lunares por mero interés diferenciador. Cuba pide ser caminada y que se vean sus árboles asombrosos, sus ríos contaminados, sus coches antiguos que convierten las calles en auténticos museos. Esta isla es de los pocos países del mundo que no tiene que llevar sus elementos exóticos una institución para que sean apreciados.
A Cuba hay que entrarle desde el desconocimiento. Intentar penetrarle con ideas preconcebidas es tan abominable como hablar mal de su devenir histórico. Mirada paciente y aguda se hace imprescindible. Tranquilidad para desandar y hermanarse al cansancio. Encontrar la comodidad en sus fuertes olores o su comida basada en los carbohidratos. Amabilidad para comprender que los que te abordan muchas veces no tienen nada mejor que hacer y perspicacia para darte cuenta que a algunos hay que mandarlos de paseo porque si no te agobian demasiado.
Cuba la eterna seductora que grita por la victoria de otros y es obligada a veces a llorar por las desgracias ajenas.
Cuba la patria de gente sincera que no se negó a regalar sus rostros.
Cuba la que no se rinde, la que tiene en cualquier tramo del camino un cartel que dice: ¡Venceremos! Y vence. Y trata de vencer hasta lo que se le prohíbe.
Solo el que llega se percata de que no valen lágrimas con los cubanos sino manos apretadas y sonrisas amplias, y malas palabras y un beso en las mejillas y un abrazo.
Pensar en Cuba es difícil pero alienta.